Alguno podrá decir “soy joven, casi no voy al médico durante todo el año ¿para qué gastar dinero en un seguro médico de viaje?”
Que no vayamos al médico normalmente nada tiene que ver con la contratación de un seguro médico de viaje. En primer lugar, la juventud no es la ausencia de enfermedad, sino la infrecuencia de la misma, pero nada nos hace inmunes sólo por ser jóvenes.
En segundo lugar, nuestra juventud es un recurso que explotamos en nuestras vacaciones: vamos a lugares para los que no estamos entrenados, recorremos distancias a pie que nunca hubiéramos pensado en la ciudad, nos alojamos en donde sea y nos trasladamos de forma muy precaria. Todo esto está muy bien, es uno de los beneficios de nuestra juventud: podremos no tener mucho dinero, pero sí podemos ingeniárnoslas para viajar por el mundo de forma barata. Sin embargo, todas estas cosas que constituyen nuestro viaje son riesgosas.
No es que por riesgosas no deban llevarse adelante, pero es innegable que quizá no hayamos ido al traumatólogo en años o quizá en toda nuestra vida y que no pasen 4 días de nuestro viaje para que necesitemos uno: justamente la aventura de nuestro viaje es exponernos a situaciones a las que no estamos acostumbrados por lo que nuestra necesidad de cobertura médica en la ciudad no es útil para deducir nada en relación a la necesidad de un seguro médico de viaje.
En tercer lugar, joven o no, cualquier puede tener un pequeño inconveniente médico que, estando fuera de casa, hace inevitable la consulta con un profesional. Nosotros estamos viajando de mochileros, absteniéndonos de muchas comodidades, para poder solventar el viaje. Una consulta médica, por pequeña que sea, puede resultar increíblemente costosa si no contamos con cobertura.
Por lo tanto, para quienes no son viajeros experimentados y aún tienen en su cabeza la fantasía hollywoodense de lo que es un viaje mochilero los invitamos a contactar a una compañía aseguradora para que les informen lo que tiene para ofrecerles y puedan ver ustedes mismos que los costos bien valen la pena. Llamar por teléfono no le hace daño a nadie. Si aún después de contacto creemos que no necesitamos del seguro, al menos estaremos tomando la decisión basados en información real.