En esta ocasión repasamos el punto de vista de viajeros muy diversos entre sí: una mochilera con ánimos de ahorro, un hombre de negocios que viaja en forma frecuente, y un padre de familia que emprende diferentes aventuras cada año. Sus disímiles itinerarios confluyen en una misma recomendación: la conveniencia de contratar un plan de ayuda al viajero. Salud, protección y asistencia en una misma receta.
“Soy una orgullosa integrante del gran colectivo de mochileros y, como es sabido, hay una seña que nos distingue de otros viajeros que recorren el mundo a su modo: la constante búsqueda del ahorro”, dice María Eugenia Belisi en diálogo con este portal. La mochilera nos cuenta que cuando comenzó a viajar bajo esta modalidad, aún adolescente, empezó a conocer las estrategias para ahorrar en vuelos, estadías en hoteles, traslados en destino, comidas y más. Y cuenta que al comienzo también ahorraba al no contratar planes de asistencia al viajero, aunque una mala experiencia al sur de Bolivia hizo que comprenda que su táctica en este punto no era la adecuada.
Según explica María Eugenia pretender ahorrar al no contratar una cobertura de ayuda al viajero es una mala idea. “Había subido por las provincias del norte argentino y llegué al sur de Bolivia una noche de verano. Esa tarde había comido en un pintoresco comedor de Jujuy y al parecer la comida no me cayó muy bien. El malestar comenzó ya en Bolivia y esto fue un verdadero problema. Yo no tenía un plan de ayuda al viajero y para que me vea un médico todo fue bastante engorroso. No culpo al sistema de salud boliviano, que me entregó una muy buena atención, aunque estoy segura que de haber contado con una cobertura todo hubiera sido más fácil. Pero eso lo sé ahora: la experiencia sirve de algo”, advierte la mochilera que aún hoy recorre el mundo, mochila al hombro.
María Eugenia concluye su testimonio diciendo que, más allá de lo dicho, el sector de asistencia al viajero no es enemigo de los que buscan ahorrar en su viaje. La mochilera destaca que las compañías del segmento ofrecen promociones del tipo asistencia al viajero 2×1 en determinadas temporadas y para determinados destinos, “ofertas a las cuales un mochilero hecho y derecho debe estar siempre atento”, suelta.
El caso de Daniel Erbín es bien diferente al de María Eugenia; el 90 por ciento de sus viajes son de negocios. Daniel trabaja en una empresa multinacional del sector de la relojería que cuenta con sedes en casi todos los países de América Latina y también en Suiza. “Viajar muy seguido a Europa hizo que conozca al dedillo de qué hablamos cuando hablamos de asistencia al viajero”, dice Daniel en referencia a la obligatoriedad de contar con una cobertura para ingresar al viejo continente, esto por el denominado Acuerdo de Schengen que establece este requisito a cambio de la libre circulación por la mayoría de los países europeos. “Al ser obligatorio contar con un plan de ayuda al viajero en Europa, y al viajar tan frecuentemente por mi trabajo, pude saber en carne propia cuán conveniente es contar con este servicio. Recibir atención médica en el exterior puede ser muy costoso cuando no se dispone de una cobertura, hasta un simple dolor de muelas puede resultar en grandes gastos en atención, medicamentos, y más”.
El empresario apunta que sus viajes a Europa hicieron que tome conciencia del siguiente hecho: contratar un plan de asistencia al viajero es un must incluso cuando no se exige en el destino. “La empresa siempre me paga la cobertura, tanto para los viajes a Europa como para los países de América Latina. Pero cuando viajo por placer también voy con ayuda al viajero, incluso en los países que no obligan a tenerlo”, concluye Daniel.
Hay que decir que los servicios que ofrecen las compañías de asistencia al viajero no se agotan en la salud, tal como apuntaron María Eugenia y Daniel. Es cierto que el servicio es especialmente solicitado para malestares de salud, enfermedades y demás eventualidades de este orden que pueden surgir durante un viaje. Pero la ayuda al viajero va más allá, y el testimonio de Martín Hidalgo Rojas nos sirve para dar cuenta de ello.
Padre de familia, viajan cada año hacia una nueva aventura vacacional. “En 2015 fue Perú, en 2016 llegamos a Estados Unidos y Canadá, y para 2017 planeamos ir a México y alquilar un motorhome”, dice Martín, quien viaja con Ingrid, su esposa, y sus tres hijos. “Las aventuras no son sencillas cuando viajás en un grupo numeroso, que además está a tu cargo. Confieso que cuando Ingrid y yo viajábamos solos no prestábamos atención a determinadas cosas en las que hoy hacemos mucho énfasis. Por ejemplo, contratar un plan de asistencia al viajero que nos dé la tranquilidad de que nuestros hijos estarán protegidos ante cualquier inconveniente que pueda surgir”, explica. Agrega que aquellos inconvenientes no son sólo referentes a la salud. “En una ocasión, en Estados Unidos, la compañía aérea nos dijo que nuestras maletas se habían perdido, que seguramente nunca habían salido de destino. Entonces nos apuramos a contactar a la empresa de ayuda al viajero y cumplieron con su denominación: hicieron todo lo necesario para que nuestra estadía en aquel país fuera placentera mientras nuestras valijas llegaban hasta nuestras manos”.
Los testimonios de María Eugenia, Daniel y Martín muestran cómo los planes de asistencia al viajero se consolidad entre los turistas de diverso tipo, más allá del tipo de viaje y del destino escogido. Protección en términos de salud, asistencia en demoras de vuelos, pérdida de equipaje o de documentación, asistencia de orden legal en caso de ser necesaria; son algunos de los servicios que ofrecen estas coberturas. La conclusión: es bueno optar por viajar protegido sin importar el viaje que encaremos. Porque, como decía la abuela, en ocasiones lo barato puede resultar siendo muy caro.