Nos relataba hace poco, una joven pareja de esposos, el episodio que les tocó vivir durante su viaje turístico a Francia, la empresa encargada del tour en París los había llevado junto a otros turistas, a una visita guiada al magnífico palacio de Versalles, una vez en el sitio, les dieron las indicaciones para el ingreso, mencionándoles que disponían de dos horas para recorrer los suntuosos salones del palacio, luego de las dos horas se reunirían en un punto en el que abordarían el autobús que los llevaría de regreso al hotel. Como suele suceder en estos casos, la pareja se extravió al interior del palacio, por lo que no llegaron a tiempo al punto de encuentro, dándose con la ingrata sorpresa de que su movilidad había partido sin ellos.
Inmediatamente se dieron cuenta de que no solo se iban a perder el resto del tour, que incluía visitas a otros sitios de interés en la capital francesa, sino que se percataron que conseguir un taxi en París, y especialmente en los alrededores de Versalles es sumamente complicado. Bastante atribulados y algo asustados recorrieron infinidad de vías y arterias, tratando de comunicarse y solicitar indicaciones, empleando el poco inglés que dominaban, en el país europeo en el que probablemente se habla menos inglés, finalmente un turista español los auxilió, llevándolos a una escondida estación de taxis, aledaña a un terminal del metro parisino.
Situaciones similares suceden con bastante frecuencia durante los viajes vacacionales y también por negocios, esta es precisamente la razón principal por la que contar con un servicio de asistencia al viajero es una idea magnífica. Un servicio de esta naturaleza le hubiese sido de gran ayuda a la pareja de la historia, bastaba simplemente una llamada a la central, llamada gratuita por cierto, y la empresa hubiese gestionado todo lo necesario para que nuestros protagonistas encuentren una movilidad sin haber tenido que vivir el drama por el que pasaron.