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Un seguro de viaje a la medida de tu Working Holiday Visa

Si estás pensando la posibilidad de viajar por un tiempo largo y conocer la mayor cantidad de lugares posibles pero no contás con tanto dinero, una Working Holiday Visa puede ser una gran posibilidad para vos.

 

¡Vacaciones y trabajo pueden combinarse de la manera que quieras! De acuerdo a tus necesidades vas a poder elegir durante cuánto tiempo trabajar y cuántos días vas a tomarte libres para descansar. ¿Querés saber cómo? En esta nota te contamos más detalles.

 

Los países realizan acuerdos entre sí para definir dónde y cómo van a otorgar la Visa. Por ejemplo si vivís en Argentina tenés la posibilidad de ir a un país como Nueva Zelanda o Australia pero no a China por ejemplo.

 

Los requisitos de las Working Holiday son, por lo general, similares. Para acceder tenés que tener entre 18 y 30 años (en algunos casos lo extienden hasta los 35). No necesitás contratar a un gestor, podés hacerlo vos mismo.

 

La duración es de 1 año, esto no significa que tengas la obligación de quedarse en ese país todo el tiempo, podés entrar y salir del país todas las veces que necesiten (excepto en Japón). Estas Working Holiday Visa no te limitan a realizar cierto tipo de trabajo ni a estar atado a una empresa en particular sino que podés trabajar de lo que vos quieras.  Es importante que sepas que no pueden renovarse, cada país lo otorga una vez a cada persona. Debido a esto, no vas a poder estar más de un año seguido en el mismo sitio, aunque tengas por ejemplo un pasaporte italiano no te van a otorgar una con el pasaporte argentino y otra con el italiano, es una año por persona de por vida (se aplica siempre bajo la nacionalidad de tu pasaporte). Lo que sí se puede hacer es sacar varias Working Holiday Visa en diferentes países al mismo tiempo.

 

Lo único que te brinda esta Visa es el permiso para que puedas permanecer en el país. Luego tenés que ocuparte de todo lo demás: pagar el pasaje, conseguir una cobertura médica de viaje, el alojamiento y el trabajo.

 

Hay destinos más buscados que otros, por esto es que cabe la posibilidad de que en algunos casos los cupos se agoten más rápido.

 

Te contamos el caso de Andrés que tiene 28 años y es ilustrador. En Argentina no encontraba trabajo en ese rubro pero le dijeron que en Suecia tenía muchas posibilidades de de desarrollarse profesionalmente. Decidieron entonces con su pareja Lucy dejar todo y probar suerte. Ella estaba dispuesta a trabajar en cualquier lugar para acompañar a Andrés en busca de su sueño. Ellos sacaron una Working Holiday Visa y el primer lugar donde estuvieron fue en una escuela. Dormían y trabajaban allí. La la jornada laboral era de sólo 5 horas diarias de lunes a viernes, por lo tanto, tenían mucho tiempo para pasear.

Un día pintando una pared del colegio con un andamio improvisado Andrés se cayó y se lastimó gravemente la pierna. Tuvieron suerte ya que el dueño de la escuela tenía muy buena relación con ellos y se ofreció a llevarlo a un hospital y pagar para que puedan atenderlo.

Después de esa experiencia se asustaron y decidieron contratar un seguro de viaje.

 

También existen casos de personas que viajan a otro país con una buena cobertura médica de viaje y no atraviesan ningún problema de salud. Tomás durante todo el 2018 solamente tuvo un resfriado, no obstante el afirma que se queda tranquilo sabiendo que está cubierto ante cualquier eventualidad. “Es como el seguro del auto”, confiesa, y agrega: “tal vez durante meses lo pagás pensando que es en vano porque no tuviste ningún incidente hasta que un buen día de repente te sucede”.

Valeria y Silvana son hermanas gemelas. Terminaron la secundaria el año pasado y están planeando tramitar una Working Holiday aunque les cuesta decidir el destino. Una de ellas prefiere un país donde se hable español ya que no sabe otro idioma, la otra prioriza el clima y el paisaje. No quieren demorar su decisión ya que sienten que este es su momento perfecto ya que ninguna tiene hijos ni una pareja formal. Estaban a punto de viajar a España pero se equivocaron al revisar las fechas de los trámites y cuando quisieron tramitar la Visa ya no había más cupos disponibles. Esto les sucedió porque primero quisieron asegurarse un trabajo allí (aunque sólo fuera un compromiso de palabra) y después realizar los trámites.

Todos los que pudieron vivir la experiencia de trabajar en otro país durante un año nos contaron que fue una de las mejores decisiones de su vida ya que pudieron tener un panorama mucho más amplio del mundo, sus culturas y costumbres. Dicen que la clave es encontrar la medida justa entre la planificación y la improvisación. ¿Vos qué decís? ¿te animás?