El gobierno español anunció que el turismo relacionado a actividades culturales arrojó un saldo increíblemente positivo: sólo en museos, los ingresos se elevaron a los 12 mil millones de euros durante el 2014. España es uno de los países del mundo que concentra el mayor caudal de turismo cultural. Francia, Inglaterra e Italia son otros de los actores fuertes en esta área del turismo internacional. Lo que nos interesa tratar aquí es la necesidad o no de un seguro de viaje para ir a visitar los museos europeos. En definitiva, es difícil imaginar lugares menos proclives a los accidentes que los museos.
Pero este pensamiento es muy reduccionista.
Primero, los imprevistos, por antonomasia, suceden en el lugar menos esperado.
Segundo, nadie vive en los museos: hay que trasladarse, comer fuera de ellos y
raramente un turista no haga ningún otro tipo de excursión que aquellas que
involucran museos. Tercero, los museos son lugares con objetos de altísimo
valor monetario. Y, finalmente, cuarto, no nos queda más remedio. ¿Por qué esta
última afirmación?
Para visitar los museos españoles, franceses, italianos o ingleses hay que ingresar a países que integran la Comunidad Schengen. Estos países exigen a sus visitantes internacionales contar con un seguro de viaje que cumpla con determinados requisitos. Sin este seguro, no se permite el ingreso a ningún turista ajeno a la Comunidad Schengen. El lector seguramente habrá oído hablar del seguro Schengen. Ése es el nombre comercial que las compañías le otorgan a un tipo específico de cobertura que contempla todos los requisitos exigidos para visitar los países comprendidos dentro de esta comunidad.
En rigor, no existe un seguro Schengen:
cualquier seguro que cumpla con los requisitos exigidos puede ser llamado
seguro Schengen. El nombre es sólo para que los clientes de las compañías
aseguradoras identifiquen a esa empresa como proveedora de seguros que cumplen
con los requerimientos correspondientes.