El seguro de viaje suele asociarse exclusivamente con las vacaciones. Se piensa que es algo que uno contrata cuando se va con todas sus valijas repletas a visitar un destino desconocido, a realizar decenas de excursiones, etc. etc. Sin embargo, el seguro de viaje, tal como su nombre lo indica, es un seguro que hay que contratar siempre que viajemos, no sólo cuando nos vayamos de vacaciones. Viajes de negocios, ir a visitar a la familia por un casamiento, un nacimiento, un fallecimiento o el evento que sea, los viajes relámpagos de sólo algunas horas, todos ellos requieren seguros de viaje.
No sería agradable ni fructífero hacer una extensa y oscura lista de todo lo malo que puede sucedernos en viajes cortos que nada tienen de vacaciones. Mucho más interesante es subrayar que los beneficios de contratar un seguro de viaje para este tipo de salidas del país pueden ser variados y de suma importancia. Veamos un ejemplo algo simple. Viajamos fuera del país por una reunión de negocios. Vamos a descender del avión en una ciudad a miles de kilómetros de casa, pasar la noche en un hotel, desayunar, ir a la reunión, cerrar el trato y tomar el siguiente vuelo a casa. Estamos hablando de sólo unas horas.
No vamos a elegir un ejemplo oscuro sino algo sencillo. Bajamos del avión, tomamos el taxi y, al llegar al hotel, nos dicen que está sobrevendido, que nos reembolsarán el dinero y que disculpemos las molestias. Nada de eso nos importa: lo único que queremos es una buena noche de sueño para estar en buen estado para la reunión de negocios del día siguiente. Ahí entra en juego la cobertura contra sobreventa de habitaciones de hotel asignándonos un nuevo hotel, tan bueno o mejor que el que habíamos contratado, indicándonos cómo llegar a él y asegurándonos que tendremos lugar ahí.
Puede parecer una pavada, pero pasar largas
horas durante la noche luego de un extenso vuelo buscando dónde alojarnos puede
dejarnos en un pésimo estado para nuestro desempeño al día siguiente. El seguro
de viaje es, aquí, quizá la diferencia entre cerrar o no cerrar un negocio
importantísimo.