Ya está abierta la temporada de crucero y
es tiempo de hablar sobre la cobertura que necesitamos. Muchos pasajeros
tienden a pensar que la cobertura que ofrece la empresa de cruceros es
suficiente para cubrir todas las posibles eventualidades. Esto no es lo mismo pero
es parecido a pensar que un país de destino se encargará de nosotros con sus
hospitales públicos, su sistema de representación legal y su sistema
burocrático administrativo por el sólo hecho de que somos turistas y estamos
dejando dinero en el país.
Ni tanto ni tan poco: es cierto que al comprar un pasaje en un crucero adquirimos cierta cobertura privada para eventualidades, pero un seguro de viaje contratado de forma independiente nos cubre de la forma en que corresponde. Es decir, no cubre a un pasajero sobre un crucero sino que nos cubre a nosotros, a las personas que lo contratamos. Expliquémosnos con un ejemplo. Si estamos navegando por el mediterráneo y comenzamos a sentirnos mal, el médico de a bordo nos revisará, nos alojará en enfermería y tratará de curarnos lo más rápido que le sea posible.
En la mayoría de los casos, esto será más que suficiente, pero en aquellos casos más graves el médico de abordo le indicará al capitán que haga una parada fuera del programa para que el pasajero pueda descender de la nave para que tenga atención médica en un hospital bien equipado. Supongamos que el pasajero desciende en Marsella. Una vez que el pasajero abandona el crucero y es recibido por el servicio de asistencia francesa deja de estar cubierto por la compañía de cruceros y, si no tuviera un seguro de viaje, los costos de su tratamiento médico correrían por su cuenta, lo que significa muchísimo dinero.
Lo mismo sucede con aquellos casos, algo
más frecuentes, en que el pasajero desciende del crucero y se generan
inconvenientes con la reserva del medio de traslado, equipaje o alojamiento.
Éstas son situaciones que un servicio de asistencia al viajero contratado
independientemente del crucero puede solucionar o compensar.