Para muchas personas, llevar a sus hijos a Disney es una de las tareas pendientes que tienen antes de que ellos crezcan. Entre los afortunados que pueden planificar darles este gusto a sus hijos hay gente a la que no le resulta un particular esfuerzo viajar a Disney y otra que lleva a pagar el viaje pero sólo ahorrando durante años. Para ambos casos, pero particularmente para la gente que se ubica más cerca del segundo que del primero, hay que considerar muy cuidadosamente el asunto del seguro de viaje.
Al igual que hay que hacer mucho esfuerzo para conseguir la visa para ingresar a EEUU, hay que tomarse el trabajo de contratar un seguro de viaje (algo, ciertamente muchísimo más simple que conseguir la visa turística a los Estados Unidos). Todos pensamos que en las vacaciones todo estará bien y, especialmente, ¿qué podría ocurrir de malo en el mundo de Disney? Si nos salimos por un segundo de la fantasía del turista, nos damos cuenta que es evidente que aunque el destino no representa ningún riesgo, nadie está exento de tener un accidente o requerir un médico o ayuda legal por una sinfín de motivos posibles.
Centrándonos en la cobertura de salud que
ofrece un seguro de viaje hay que recordar que el sistema de salud de los
Estados Unidos es muy particular y extraño para la mayoría de los ciudadanos de
países de Latinoamérica o Europa. Particularmente, la salud en EEUU se paga a
menos que uno tenga seguro. El concepto de salud pública como lo entendemos en
Latinoamérica o Europa casi no existe en el gran país del norte.
Por lo tanto, viajar sin un seguro de viaje
es entrar en la disyuntiva entre no tener atención médica o endeudarse de por
vida para obtenerla. Todo esto no es viable, y es por ello que el seguro de
viaje se hace tan importante al visitar EEUU, por más que sea una visita rápida
y a un parque de atracciones.